CESAR VASQUEZ
PERÚ: Política y Economía
jueves, diciembre 08, 2011
"Humala es un hombre tan corto de principios como de palabras". Así describe la derecha internacional ("The Economist") al presidente.- Régimen de Humala se marchitó antes de florecer.- Perú no necesita un nuevo Sánchez Cerro
Escribe: César Vásquez Bazán
“Humala es un hombre tan corto de principios como de palabras”. Tal la caracterización del actual presidente del Perú hecha por la revista de la derecha internacional The Economist en su edición del 10 de diciembre de 2011
La descripción refleja el giro de 180° político, moral y humano de un candidato en quien el pueblo depositó su confianza para la realización de un gobierno diferente, que debería tomar en cuenta los intereses de los más y no las utilidades de los menos.
Sin embargo, el postulante se fue desdibujando rápidamente desde unos meses antes de las elecciones de 2011. Diversas decisiones de Humala fueron mostrando su verdadero carácter, alineado con los intereses de las clases dominantes del país:
1. No llevó en la plancha presidencial ni en la lista de congresistas verdaderos líderes de movimientos populares, probados en las luchas contra el régimen neoliberal de la corrupción alanista y fujimorista. Evidentemente, el caballero no deseaba adquirir compromisos que pudieran ser reclamados una vez en el gobierno.
2. Retiró la confianza y discriminó en contra de profesionales e intelectuales socialistas que lo apoyaron a través de los últimos años. Para salvar las apariencias, nombró a algunos de ellos en cargos irrelevantes.
3. Se rodeó del mismo grupo neoliberal burocrático que gobierna el Perú desde los tiempos de Fujimori.
4. Se negó a combatir la corrupción alano-fujimorista. Para ello identificó perversamente el concepto de lucha contra la corrupción con la equivocada idea de la revancha partidaria y declaró que en su gobierno no habría “venganzas políticas”.
5. Se negó a crear un verdadero impuesto a las sobreganancias mineras, intentando pasar como tal la propina propuesta por la oligarquía para reemplazar al óbolo pagado en la época de García.
6. Se negó en la práctica a poner en vigencia la Constitución de 1979 o a llamar una Asamblea Constituyente para cambiar el estatuto neoliberal establecido por Fujimori hace casi veinte años.
Por esas y otras razones, desde un primer momento este urticante blog alteró el nombre al presidente y lo comenzó a llamar Roque Humala, en homenaje al apelativo de su nuevo jefe, el oligarca minero Roque Benavides. Ya en el pasado lo habíamos llamado Humalan, debido a su tendencia a engañar y mecer a la población. Por eso también le cambiamos la profesión y de comandante lo degradamos a ingeniero, como el ingeniero Roque Benavides, y también como el ingeniero Fujimori. Tal el porqué de igualarlo a Judas y de afirmar que su régimen era una humalada. Por eso proclamamos que el Perú no viviría ninguna Gran Transformación sino, por el contrario, un Gran Cojudeo, que trata de reeditar el modelo vigente desde 1990, ese conjunto de políticas que enriquece más a los ricos y pisotea las aspiraciones de los pobres.
Hoy The Economist ha calificado a Humala como hombre de escasos principios. Sin duda, es una calificación con pretensiones de insulto pero refleja la realidad de un inescrupuloso mandatario y de un gobierno en descomposición a sólo cinco meses de haber juramentado. Abusando de una contradicción botánica, puede decirse que el régimen de Humala se marchitó antes de haber florecido.
Los sectores populares, y en especial la izquierda en sus distintas variantes, deben asimilar la lección y proceder a conformar, de manera rápida, un Frente Amplio Popular para enfrentar económica, social y políticamente al gobierno de un Humala carente de principios, antes que sus proyecciones milico-fascistas cristalicen y tengamos que lidiar con una reedición de Sánchez Cerro en el siglo XXI. El gobierno cuenta entre sus filas a una Mocha, excantante de Tiempo Nuevo. Esperamos que no tenga también un nuevo Mocho Sánchez Cerro.
The Economist, edición del 10 de diciembre de 2011
"Humala es un hombre tan corto de principios como de palabras". Así describe la derecha internacional ("The Economist") al presidente.- Régimen de Humala se marchitó antes de florecer.- Perú no necesita un nuevo Sánchez Cerro
Escribe: César Vásquez Bazán
“Humala es un hombre tan corto de principios como de palabras”. Tal la caracterización del actual presidente del Perú hecha por la revista de la derecha internacional The Economist en su edición del 10 de diciembre de 2011
La descripción refleja el giro de 180° político, moral y humano de un candidato en quien el pueblo depositó su confianza para la realización de un gobierno diferente, que debería tomar en cuenta los intereses de los más y no las utilidades de los menos.
Sin embargo, el postulante se fue desdibujando rápidamente desde unos meses antes de las elecciones de 2011. Diversas decisiones de Humala fueron mostrando su verdadero carácter, alineado con los intereses de las clases dominantes del país:
1. No llevó en la plancha presidencial ni en la lista de congresistas verdaderos líderes de movimientos populares, probados en las luchas contra el régimen neoliberal de la corrupción alanista y fujimorista. Evidentemente, el caballero no deseaba adquirir compromisos que pudieran ser reclamados una vez en el gobierno.
2. Retiró la confianza y discriminó en contra de profesionales e intelectuales socialistas que lo apoyaron a través de los últimos años. Para salvar las apariencias, nombró a algunos de ellos en cargos irrelevantes.
3. Se rodeó del mismo grupo neoliberal burocrático que gobierna el Perú desde los tiempos de Fujimori.
4. Se negó a combatir la corrupción alano-fujimorista. Para ello identificó perversamente el concepto de lucha contra la corrupción con la equivocada idea de la revancha partidaria y declaró que en su gobierno no habría “venganzas políticas”.
5. Se negó a crear un verdadero impuesto a las sobreganancias mineras, intentando pasar como tal la propina propuesta por la oligarquía para reemplazar al óbolo pagado en la época de García.
6. Se negó en la práctica a poner en vigencia la Constitución de 1979 o a llamar una Asamblea Constituyente para cambiar el estatuto neoliberal establecido por Fujimori hace casi veinte años.
Por esas y otras razones, desde un primer momento este urticante blog alteró el nombre al presidente y lo comenzó a llamar Roque Humala, en homenaje al apelativo de su nuevo jefe, el oligarca minero Roque Benavides. Ya en el pasado lo habíamos llamado Humalan, debido a su tendencia a engañar y mecer a la población. Por eso también le cambiamos la profesión y de comandante lo degradamos a ingeniero, como el ingeniero Roque Benavides, y también como el ingeniero Fujimori. Tal el porqué de igualarlo a Judas y de afirmar que su régimen era una humalada. Por eso proclamamos que el Perú no viviría ninguna Gran Transformación sino, por el contrario, un Gran Cojudeo, que trata de reeditar el modelo vigente desde 1990, ese conjunto de políticas que enriquece más a los ricos y pisotea las aspiraciones de los pobres.
Hoy The Economist ha calificado a Humala como hombre de escasos principios. Sin duda, es una calificación con pretensiones de insulto pero refleja la realidad de un inescrupuloso mandatario y de un gobierno en descomposición a sólo cinco meses de haber juramentado. Abusando de una contradicción botánica, puede decirse que el régimen de Humala se marchitó antes de haber florecido.
Los sectores populares, y en especial la izquierda en sus distintas variantes, deben asimilar la lección y proceder a conformar, de manera rápida, un Frente Amplio Popular para enfrentar económica, social y políticamente al gobierno de un Humala carente de principios, antes que sus proyecciones milico-fascistas cristalicen y tengamos que lidiar con una reedición de Sánchez Cerro en el siglo XXI. El gobierno cuenta entre sus filas a una Mocha, excantante de Tiempo Nuevo. Esperamos que no tenga también un nuevo Mocho Sánchez Cerro.
The Economist, edición del 10 de diciembre de 2011
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