lunes, 9 de abril de 2012

LOS NIÑOS Y LA SOLEDAD


  " LOS NIÑOS Y LA SOLEDAD" :  ES UN ENSAYO DEL AUTOR QUE AL PRESENTARLO AL MUNDO GLOBALIZADO PONE EL GRITO EN EL CIELO ALERTANDO A LOS PADRES DE FAMILIA PARA QUE COMPARTAN MAS TIEMPO CON SUS HIJOS,SU ESPOSA Y EL HOGAR.

                                                 

                                                               Por: Héctor Rosas Padilla
                                                                     (escritor peruano)

           Éste es un dato cruel y sorprendente. Indica que el principal problema de los niños en la famosa era de la globalización y en las ciudades ricas, es la soledad, ese “estado del que vive lejos del mundo”, de acuerdo al diccionario. O –¿por qué no decirlo?– “ese estado del que vive también lejos de sus padres”.

          Este problema comienza a preocupar a medio mundo.

Leamos lo que dice al respecto el periodista y escritor español Raúl Gonzáles Zorrilla: “Profesores, pedagogos, psicólogos y sociólogos comienzan a dibujar el que es ya uno de los grandes problemas de la infancia: la soledad de los niños. No nos están hablando de niños desamparados, abandonados, mal nutridos o desatendidos sino que están haciendo referencia a un tipo de pequeños que se pasan los días en el colegio y que, al regresar a casa, no sienten la atención, el interés, la compañía, la presencia y la vigilancia de los padres. El hogar para estos niños y niñas es un territorio inhóspito, cómodo, opulento y dotado de todo lo que necesitan, pero donde les resulta difícil, por no decir imposible, hallar la complicidad de los progenitores, encontrar tiempo para ser escuchados, ganarse la atención de los mayores o lograr que éstos muestren interés por sus anhelos, preocupaciones, esperanzas y problemas”.

                   O sea que esta enfermedad que atacaba mayormente a los ancianos, ahora también se ensaña con nuestros muchachos, lo cual tenía que ocurrir tarde o temprano, porque el modo de vida en la sociedad americana, como en todas las ciudades ricas del mundo, promueve especialmente la soledad.  

           Pero no esperábamos que la soledad se presentara en lo jóvenes de forma tan acentuada y devastadora, pues las secuelas, en quienes la padecen y en el medio donde se mueven, son crueles: Suicidios y asesinatos que pasman al mundo por su peculiaridad. Recuerdo un verso de Milton: “La soledad es lo primero que el ojo de Dios declaró no bueno”.

           Este problema es tan serio como el de la gordura. Lo que sucede es que no se habla tanto de él en los medios de comunicación porque no está a la vista como la obesidad. O como el del consumo de estupefacientes y de la deserción escolar.

 Pero ahí está la terrible soledad, atacando a los jóvenes de todas las razas y clases sociales, pues no discrimina. Y nada se está haciendo para desterrarla de la vida de la juventud.

¿A quién culpar de este problema que preocupa en alto grado a los sicólogos? ¿A los mismos niños por dejarse vencer por la soledad? ¿O acaso por creárselo?

A saber: los muchachos no se  inventan “ese estado del que viven lejos del mundo”. Son otros los factores que los fuerzan a convivir con algo que aborrecen: La soledad.

Todos hemos pasado por esa edad y recordamos que lo que menos nos gustaba era el encierro. Lo odiábamos. Amábamos y buscábamos entonces el mundanal ruido. Las esquinas y los amigos eran nuestro mundo.

 En nuestra sociedad, los niños no se quedan solos en sus casas porque les agrade ese ambiente o porque quieran llevar una vida de ermitaños. Es porque no tienen otra alternativa, ya que sus padres, así sean de escasos o buenos recursos económicos, no disponen de tiempo para compartir con ellos. Están totalmente entregados al trabajo. Algunos apenas se ven en el hogar con sus hijos durante una o dos horas al día. Otros, ni siquiera por un minuto, puesto que salen de la casa cuando los niños se levantan, y regresan cuando ellos ya duermen.

“Los padres no toman verdadera conciencia de la gravedad de la situación, es una aberración no compartir con tu hijo ni un minuto durante todo el día, muchos padres creen que con tenerlos bien alimentados es suficiente…”,  manifiesta la licenciada argentina Marcela Cortés, quien tiene un postgrado en Clínica Psicoanalítica de niños y adolescentes. 

Es tal el grado de abandono de los muchachos que  muchos de ellos optan por buscar la compañía de los personajes (de sangre fría e imaginación enfermiza) de las series televisivas. O de visitar, cada cinco minutos, la cocina, y atragantarse con toda la basura que hay en la refrigeradora. O de encerrase en sus cuartos y consumir drogas. “La obesidad, depresión y adicciones son problemas que se derivan de la soledad”, piensa la licenciada Marcela Cortés.

Otros se  refugian en sus garajes y preparan armas mortíferas, como lo hicieron los dos jóvenes estudiantes que cometieron una masacre en un colegio de Columbine.

Acerca de la violencia en los jóvenes, el autor W. A. Sadler sostiene: “Las investigaciones adicionales confirmarán esta conclusión tentativa: las personas muy solitarias, que se enojan en lugar de deprimirse, tendrán la tendencia a expresar la frustración de su soledad en formas destructivas. No creo que sea una mera coincidencia el que estamos viendo un aumento sin paralelos de violencia a la vez que la soledad se ha difundido tanto y es tan intensa”.

En conclusión, los padres modernos, ya sea por su precaria situación económica o por querer triplicar sus ingresos, se han convertido en seres extraños para los muchachos que engendraron. Al parecer, el trabajo es ahora la razón de ser de su existencia. Y, aparte del trabajo, las actividades sociales o las reuniones en sus iglesias tienen más importancia para ellos que la salud mental y emocional de los jóvenes. Han olvidado por completo que primero se debe ser padre y madre, y después empresario, feligrés, doctor o jardinero.

“Considero –opina el investigador Michael L. Commons en el The Harvard University Gazette– que el castigo y el abandono no son una buena manera de formar personas afectuosas, empáticas e independientes”. (Del libro “La educación y los hispanos en los Estados Unidos de América”, escrito en el 2008, y corregido y publicado en el 2010 por Ediciones SOL & NIEBLA).

HÉCTOR ROSAS PADILLA (Cañete, 1951). Estudió periodismo en la Universidad de San Marcos de Lima. Es autor del poemario CUADERNO DE SAN FRANCISCO (2009), y del libro de ensayos LA EDUCACIÓN Y LOS HISPANOS EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (2010). Escribe para revistas de California y otros países. Ha obtenido importantes premios en las áreas de la poesía y la fotografía. Figura en varias antologías poéticas mundiales.
Es miembro del comité editorial de la revista literaria peruana SOL & NIEBLA que dirige el poeta Juan Carlos Lázaro. Actualmente radica en California.

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